El apagón que ocurrió ayer, el más grande en la historia de España, nos mostró algo profundamente humano: nuestra capacidad para sobreponernos a la adversidad y encontrar belleza en lo más simple. A pesar de la oscuridad literal, la gente no perdió su luz interior. En vez de caer en el pánico o el estrés, muchos buscamos refugio en las pequeñas cosas: la radio, el sonido de la naturaleza, las risas compartidas en la calle, y esa sensación de estar juntos, aunque separados.
Durante esos momentos sin electricidad, la gente volvió a lo esencial. Como nunca antes, vi cómo la radio, ese objeto tan cotidiano, se convirtió en un faro de esperanza. En cada rincón, ya sea en el mercado, la calle o en casa, el sonido de la radio acompañaba a las personas, convirtiéndose en un símbolo de conexión. ¿Y por qué no? En un apagón literal, todo se reduce a lo más básico: la humanidad que nos une, el deseo de mantenernos conectados, la necesidad de estar presentes.
Quizás el apagón fue un recordatorio de cuán frágil es nuestra sociedad. Nos mostró lo pequeñas que somos frente a lo que no podemos controlar, y cuán vulnerables estamos a los altibajos de la vida. Pero también nos dio una oportunidad para reflexionar, para detenernos y ver lo que realmente importa.
A veces, la desconexión externa es necesaria para que podamos reconectar internamente. Es en la oscuridad cuando realmente podemos ver nuestras luces. Quizás deberíamos tener más apagones, no como castigo, sino como una invitación a parar y volver a lo esencial.
Este apagón, aunque desafiante, también me recordó la fuerza de las comalas, esas mujeres, esas guerreras, dispersas pero siempre conectadas en espíritu. Como ellas, muchas personas enfrentaron la incertidumbre con calma, sabiendo que la oscuridad solo dura un tiempo, y que, al final, el sol siempre vuelve a salir.
A todas las comalas, y a todos los que, como nosotros, encontramos formas de seguir adelante, los invito a reflexionar sobre lo que nos dejó este apagón. Tal vez, al igual que la radio que nos acompañó, debemos seguir buscando formas de mantenernos conectados, no solo en tiempos de luz, sino también en la oscuridad.
#ReciclArte nos invita a ver las adversidades como oportunidades para reciclar nuestras formas de pensar, sentir y actuar. En la oscuridad, encontramos la luz. En los apagones, descubrimos lo que realmente nos une.
¿Qué te parece? ¿Te gustaría que lo trabajemos más o modifiquemos algo?
